Sean bienvenidos a este espacio de reflexión y colaboración.
Como saben ustedes, las Tecnologías de la Información y Comunicación dan pauta a nuevos escenarios en el ambiente educativo.
Deseo partir de la siguiente consideración para abrir el espacio a la reflexión:
Sin duda, la educación se adquiere a partir de procesos comunicativos, la escuela nace para enseñar los misterios de la lectura y de la escritura, en el fondo no es otra cosa que enseñar y aprender a codificar y decodificar respectivamente los contenidos de los mensajes, se debe enseñar con los medios y aprender de y con los medios.
A partir de lo anterior, ¿cuál consideras que es el potencial didáctico que tiene la información textual a través de medios impresos y digitales?
E-A Competencias
miércoles, 15 de febrero de 2017
sábado, 16 de agosto de 2014
La competencia docente y los trayectos formativos.
El proceso enseñanza – aprendizaje está plagado de
mitos y realidades sobre los cuales subyace el quehacer docente, entre estos la
competencia que debe poseer quien se encuentra frente a grupo, y que en ocasiones
solo basta su formación profesional y una preparación “pedagógica” o
“didáctica” pobre y en ocasiones nula para desempeñarse como tal.
Cómo esperar entonces que transformen su realidad
(docente), y sobre todo, la de sus alumnos (educativa), ya que de fondo impactará
en estos últimos en la forma como enfrenten su problemática social (individuos
en desarrollo).
Quizá quienes hayan tenido como formación una
escuela normal, sepan más sobre su realidad magisterial, dentro y fuera del
aula (en la clase y en la escuela). Pero, salvo honrosas ocasiones, quienes
fungen como maestros sólo se preparen en la actividad docente de manera
intuitiva con base en lo que vivieron en su experiencia personal como educandos,
es como llegan a trasladar la forma de impartir una clase, utilizando lo
“correcto” que hubieran esperado de la forma como fueron “educados”
escolarmente.
Hasta hace no mucho tiempo, se creía que con que el
futuro profesor poseyera dominio sobre las materias sobre las cuales ejercería
la labor docente, era razón suficiente para conducir un grupo de estudio
escolarmente hablando, quizá no tanto a nivel primaria, porque el magisterio normalista
bien pudo defender su interés de ejercicio profesional sobre la educación básica
del momento (educación primaria exclusivamente, antes de que se hiciera
extensiva hasta la educación secundaria en el 2001).
Podemos imaginar entonces la competencia tan
limitada que poseían los “profesionales” que se dedicaban a la labor docente en
los niveles de educación, secundaria, preparatoria (media superior) y
universitaria (superior). Como si el dominio sobre los temas que conformaran la
materia de estudio fuera garantía de generación de aprendizajes en los alumnos.
Los resultados no son tan difíciles de encontrar,
rememoremos en nuestra educación escolar personal el ejemplo de malos maestros
que tuvimos en nuestros años mozos. Algunos de ellos, en cuanto a sus carencias
docentes, no por la falta de entusiasmo, pero si por la falta de una formación seria
en este rubro.
En lo personal, en mi formación universitaria como
pedagogo, tuve en su momento oportunidad de revisar diversos planes de estudio de
las demás facultades de mi campus, y de acuerdo a sus planes de estudio,
señalaban que el futuro profesional, en cuanto al perfil de egreso, entre otras
actividades, podría dedicarse a la investigación, asesoría y a la docencia
dentro de su campo de acción. Y la docencia ni siquiera considerada en los más
de los casos como una materia obligatoria, sino optativa. No hablo aquí de la congruencia
en la formación profesional que bien podría ser un tema de tesis, sino la
facultad que podrían tener los futuros profesionales viendo como una
posibilidad de ejercicio profesional la docencia, y que no se preparan
propiamente para ello.
En mi formación profesional, haciendo una reflexión
de mi propia preparación curricular, no existía en el plan de estudios de la
carrera universitaria, una materia exprofeso sobre docencia, esta más bien era
inherente, transversal, al perfil del pedagogo.
De aquí que, bajo un rasgo de humildad y preocupación
en la preparación profesional, como pedagogo, me inscribí a un curso de “Formación
docente”, en el departamento de Educación Continua. En mi grupo existían
estudiantes de todas las carreras y de todos los niveles. Prácticamente a todos
los asistentes les extrañó observar a un pedagogo en el grupo, pues pareciera
que su formación es la más cercana al ejercicio de la docencia. Puedo decir
que, si antes del curso que tuvo una duración de dos semestres, admiraba la
labor docente, al término del mismo respeto aun más esta profesión, a la cual
no cualquiera puede dedicarse, o por lo menos para considerarse competente,
pues conocimiento y habilidad, aquí menos que en otro ámbito, pueden estar desasociados,
lo mismo que la actitud profesional (ética) que debe prevalecer en esta labor
tan noble y poco reconocida socialmente.
En estos días en que la formación por competencias es
un enfoque educativo vigente y por demás viable, Patricia Frola nos da luz al
proponer un trayecto formativo para la competencia docente, en donde centra su atención
en cinco competencias genéricas, académica, organizativa, didáctica, comunicativa
e integradora; en este caso, no centrando ya en el interés del dominio de la
materia de estudio o del proceso enseñanza – aprendizaje exclusivamente, sino
vista la competencia docente desde un enfoque holístico, sistémico.
Por otra parte, en cuanto a las competencias específicas,
se centran en el aprendizaje, el trabajo de colaboración, de gestión, de implicación
de los padres de familia, el uso de tecnologías, la ética y la formación continua.
Sin duda, la propuesta formativa del perfil docente
no es acabado, por el contrario, se propone desde mi perspectiva de forma dialéctica,
reflexiva.
Quizá yendo más allá de la Propuesta de Patricia
Frola, sea involucrar a todos los entes que intervienen en la tarea educativa, y
no sólo a los maestros, alumnos y padres de familia, sino también a las
autoridades y agentes que están involucrados, tanto en materia de gestión como
de administración educativa.
A manera de conclusión puedo señalar sin duda, que
la educación es un tema en constante trasformación, producto de los constantes
cambios sociales, y a los cuales debe adaptarse. Cambio en el cual el maestro está
inmerso y partícipe principal en el escenario de la educación; pues a toda
propuesta educativa, quizá inicie con una política en este rubro, pero el artífice
para llevar a cabo el cambio dentro del aula es precisamente el maestro.
Referencias.
Patricia
Frola (2013). "Maestros competentes a través de la planeación y la evaluación
por competencias”. México, Trillas.
Programa
Nacional de Educación 2001 – 2006. Reforma Integral de Educación Secundaria
publicada por la Subsecretaría de Educación Básica y Normal en noviembre de
2002.
viernes, 8 de agosto de 2014
Cuadro sinóptico: Estilos
de Aprendizaje.
Introducción
La forma en que las personas aprenden ha sido objeto de diversos
estudios. Una orientación que se ha encontrado al respecto es la metacognición,
entendida como el conocimiento de la propia manera de aprender y de pensar,
esto es, el conocimiento de cómo se conoce, o de cómo se aprende a aprender.
De fondo, lo que busca todo educador, es la potencialidad de cada uno de
sus estudiantes y la mejor manera de explotarla. Esto es, que tenga conciencia
de lo que debe hacer para lograr el aprendizaje de manera adecuada (idónea), y
lo lleve a cabo en la práctica.
De esta forma la Dra. Margarita Elena Varela Ruìz, vincula la metacognición con el estilo de aprendizaje, definido este como la manera en que
la persona percibe, procesa, integra y recuerda información.
Desarrollo.
Matthews y Hamby, citados Varela Ruìz (2006), señalan
que el estilo de aprendizaje es la manera en que aprendemos y nos adaptamos al
ambiente. Igualmente señalan, son las conductas que indican cómo se aprende.
E igual, integra al área cognitiva, afectiva, rasgos de personalidad y la
orientación particular que tenemos para percibir, interpretar y responder ante
la información.
Se señala que en todo acto humano existe, por un
lado, la esencia del acto, lo que se hace; y por otro, el estilo del acto, referido
a la descripción de la forma o manera como se lleva a cabo dicha acción.
De tal forma que expone, de manera general, cuáles
son los modelos de estilo de aprendizaje a analizar:
A)
VAK. Tiene como eje la manera de percibir la
información. Su clasificación comprende tres estilos: visual, auditivo y
kinestésico.
B)
VARK. Contiene cuatro estilos: visual,
auditivo, leer/escribir y kinestésico. Este modelo se basa en cómo se percibe e
interpreta la información.
C)
Modelo de Kolb. Clasificación de cuatro tipos
de estudiantes: convergente, divergente, acomodador y asimilador. Su eje es la
manera preferida para integrar y manejar la información.
D)
Cuestionario de Honey - Alonso. Su eje es el
modelo de las cuatro fases del aprendizaje de Kolb. Clasifica a los estudiantes
en: activo, reflexivo, teórico y pragmático.
E)
Modelo de Newble y Entwistle. Clasifica el
aprendizaje de los estudiantes en: aprendizaje superficial, profundo y
estratégico. El modelo está relacionado con la motivación y con las actitudes
frente al aprender.
F)
Manera en que se procesa la información,
según se utilice preferentemente el hemisferio cerebral, derecho, izquierdo o
ambos.
Veamos un poco más a detalle su clasificación:
Conclusiones.
El estilo o estilos de aprendizaje, esto es, la
forma en que las personas aprenden, no es tarea exclusiva de los docentes por
tratar de analizar el grupo de estudiantes a formar, dentro del acto educativo,
es también que el mismo docente haga consciente (metacognitivamente), sus
formas o estilos de enseñanza.
Pues en la medida en que conozca su forma o estilo
de enseñanza, le permitirá ampliar su gama de posibilidades que tendrá frente a
grupo de variar los recursos didácticos, así como sus actividades de enseñanza
como estrategias de formación.
Cabe recordar aquí que el reconocer los estilos de
aprendizaje y de enseñanza no sólo aplican para los docentes, en cuanto
actividad frente a grupo, o como estudiantes del proceso educativo. También aplica
para todos aquellos que de una u otra manera fungen como planeadores y diseñadores
educativos, pues en la medida que se conozcan y se reconozcan de uno u otro
estilo, permitirá que dentro de su diseño educativo guarden un equilibrio en el
diseño de las estrategias a emplear.
Referencias.
Varela Ruíz,
Margarita Elena (2006). Estilos de Aprendizaje. Departamento de Biología Celular
y Tisular, Facultad de Medicina, UNAM.
viernes, 1 de agosto de 2014
Reseña Crítica, la Construcción social del
contenido a enseñar.
Introducción.
La presente reseña crítica aborda una de las
cuestiones importantes en el acto educativo, qué enseñar, y por tanto, los
contenidos que deberán considerarse para llevar dicho acto.
Toda sociedad delimita, dependiendo del tipo de
hombre a formar, los contenidos que deberán impartirse, siempre en consonancia
con sus necesidades.
Pero, con la visión crítica de vislumbrar que, contenido no es lo mismo
que conocimiento; en ese sentido, la política educativa no delimita las
acciones y relaciones que se establecen dentro y fuera del aula.
Desarrollo.
Normativamente, ¿quién define la información que
contendrá los contenidos educativos a enseñar en la escuela?, ¿y a qué obedece?
Indudablemente que la escuela juega un rol
fundamental dentro de la sociedad, el educar y preparar a las generaciones
jóvenes, pues en estas recaerán las riendas del futuro social, es decir, todos
los sectores de la vida humana. De ahí la importancia por seleccionar, organizar, distribuir y presentar los contenidos a enseñar.
Pero, una cosa es definir
los contenidos a enseñar y otra la forma en que esta acción se realiza. Pues
indudablemente no podemos dejar de lado la labor que el docente realiza al
interior del salón de clases, y por el otro, el fenómeno áulico que se genera en
su multiplicidad de relaciones, en donde los contenidos son tratados y
transformados dentro de un contexto dado, como el tipo de sociedad en donde la
labor educativa se lleva a cabo. Es decir, no es lo mismo estudiar los mismos
contenidos a enseñar en una zona urbana que en una rural, en una escuela
ubicada en zona fronteriza (norte o sur), que una de zona centro de la
república. Los contenidos en ese sentido tendrán sentidos y dimensiones distintas,
por tanto, dependerá en mucho el tratamiento que el docente dé a los
contenidos.
La apropiación del discurso por parte del docente implica hacer suyo el
argumento a presentar ante el grupo, realizando una labor inconmensurable, la
de promover aprendizajes en los estudiantes; no ser tanto un mero transmisor de
mensajes (repetidor), como si estos le carecieran de significado, pues si no en
dónde estaría su labor didáctica (educativa).
El contenido a enseñar es el que explícitamente
define el currículum (plan de estudios), y el contenido que se enseña es la
acción misma que se lleva a cabo dentro del salón de clases dentro del proceso
de enseñanza – aprendizaje, con sus múltiples relaciones que se establecen
(currículum oculto).
Es importante destacar la dimensión que cobra hoy
en día el término de “contenido”, pues hasta hace no mucho tiempo involucraba
nociones meramente conceptuales (enmarcado dentro del ámbito netamente
teórico). Hoy en nuestros días podemos considerar tres tipos de contenidos: declarativos
(conceptuales y factuales), procedimentales y actitudinales. Por tanto, lo que
se quiere enseñar resulta cada vez más complejo. De ahí que sea importante la
delimitación de las acciones formativas.
¿Qué relación tiene el concepto cultura con los
contenidos a enseñar en una acción educativa? La transmisión y/o conservación
de conocimientos, creencias, pautas, costumbres, etc., que caracterizan a una
sociedad y que de alguna forma le dan identidad como grupo social. De ahí que
la cultura se constituya en una herencia social, y que por tanto sea,
transmitida, compartida y aprendida, a través de la comunicación. Por tanto,
puede haber comunicación sin educación, pero educación sin comunicación,
imposible.
La cultura tiene que ver con algunas prácticas
sociales, como la educación, la cual se realiza en una determinada institución
(escuela) a través de redes de comunicación (clases). La escuela por tanto, es
una institución socialmente reconocida y avalada en casi todas las sociedades,
y que crea, en su carácter terminal, a cuadro de profesionales que harán frente
al mercado laboral.
Dentro de ese ejercicio de preparación escolar,
también es cierto que la apropiación del conocimiento hace alusión a un empleo
ético del mismo, la utilidad a brindarle de manera responsable (profesional).
También es cierto que muchos de los saberes que se
aprenden no sólo dependen de un proceso de enseñanza, como en la escuela, de
ahí que se hable de tres formas de educación (formal, no formal e informal).
Aunque los estudios formales tengan peso sobre el reconocimiento que pueda
detentar alguien educado (preparado, especializado), sin dejar de reconocer los
cotos de poder (cultural, económico, político o social).
Abordar quién(es) determinan los contenidos a
enseñar, es hablar de política educativa, que después de todo, responderá no
solo a las necesidades que la misma sociedad demanda, sino a los intereses que
existan de por medio.
Conclusiones.
La producción de conocimiento hoy en día no sólo se
produce en la escuela, sino también fuera de esta, de ahí que los individuos
deban desarrollar ciertas habilidades para apropiarse de ciertos saberes que
pueden encontrarse en su medio o contexto, y vincular sus conocimientos en la
resolución de problemas o situaciones, de manera idónea.
El aprendizaje por tanto, al rebasar el salón de
clases, debe convertirse en un saber concreto, útil, auténtico, para el
desarrollo del individuo no solo en la parte escolar, sino en un aprendizaje
para la vida, en conocimiento como herramienta para resolver las situaciones
que se le presenten en su vida cotidiana y profesional.
Sobre la obra:
Considero que la lectura no solo es necesaria sino una parada obligada
para tratar de comprender un poco más acerca de la construcción social del
conocimiento, y como se intrincan la serie de factores que determinan los
contenidos a enseñar en la escuela.
Sobre los autores:
Silvina Gvirtz, (Buenos Aires, Argentina, 18 de junio de 1963) es una pedagoga argentina
que actualmente se desempeña como Directora General Ejecutiva del Programa
Conectar Igualdad, que promueve la inclusión de las nuevas tecnologías en la
escuela secundaria. Es doctora en educación por la Universidad de Buenos Aires e
investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET),
profesora titular de la Universidad Nacional de San Martín y de la State
University of New York. Fue directora de la Maestría en Educación de la Universidad de San Andrés y directora
general del Proyecto Escuelas del Bicentenario. También ocupó el cargo de Directora
General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires. Ha publicado 21
libros en diversas ciudades, algunos, incluso, fueron traducidos a otros
idiomas. En el 2003 obtuvo
la Beca Guggenheim. Es directora de la colección
de Aique Grupo Editor, de Carrera Docente y Formación Continua.
Mariano Palamidessi. Es Doctor en
Educación (Universidad Federal de Rio Grande do Sul, Brasil), Licenciado
en Ciencias de la Educación (Universidad de Buenos Aires) y profesor de
enseñanza primaria. En la actualidad se desempeña como Coordinador del
Curso Regional de Formulación y Planificación de Políticas Educativas del
IIPE-UNESCO Buenos Aires. Además, es Profesor del Doctorado en Ciencias Sociales de la FLACSO Argentina. Ha
sido coordinador académico de la Maestría en Educación de la Universidad de San
Andrés, coordinador del posgrado en Educación y Nuevas Tecnologías entre 2004 y
20005 (FLACSO-Argentina), director de la Unidad de Investigaciones Educativas
(Ministerio de Educación de la Nación, 2000-2001) y coordinador de la
Universidad Virtual de Quilmes (1998-1999). Ha sido profesor de la Universidad
de Buenos Aires, la Universidad Torcuato Di Tella, la Universidad de Quilmes y
la Universidad de San Andrés. Ha publicado libros sobre Investigación educativa y política en América Latina (Novedades Educativas, 2012); Educación, conocimiento y política. Argentina 1983-2003 (Manantial, 2007); La escuela de masas en la sociedad de redes: Una introducción a las tecnologías de la información y la comunicación en educación (FCE, 2006); Programación de la enseñanza en la universidad (UNGS, 2001) y El ABC de la tarea docente (Aique, 1998), además de diversos artículos y capítulos en libros. Sus temas de trabajo se vinculan con la producción
y uso de conocimientos en educación; la historia, política y sociología del
curriculum y la introducción de las tecnologías de la información y la
comunicación en la educación.
Referencias.
Gvirtz,
Silvana y Mariano Palamidessi (1998). "La construcción social del
contenido a enseñar", en El ABC de la tarea docente: Currículo y
enseñanza. Buenos Aires: Aiqué, pp. 17-48.
Díaz B. F. y
Hernández, R. G. (1998). Estrategias docentes para un aprendizaje significativo.
McGrawHill. México.
viernes, 25 de julio de 2014
Análisis de las
lecturas de Laura Frade, planteamiento útil en la práctica docente.
Introducción.
El presente análisis tiene
como finalidad revisar los planteamientos que realiza la Dra. Laura Frade con
relación a las competencias, en este caso, qué no son las competencias, quiénes
son nuestros estudiantes y la base del ser competente, asì como la definición de
competencias.
Con base en los aspectos
señalados, realizo una reflexión personal en cuanto a las consideraciones que
efectúa la autora con enfoque en competencias y que sean de utilidad en mi
quehacer docente.
Desarrollo.
Existe cierta confusión
entre los docentes de diversos niveles académicos (agregaría yo que aun en
algunos otros sectores relacionados con el manejo de las competencias, como en
la formación y capacitación de personal en las organizaciones en sus dos
ámbitos, privada y pública), de lo que es y no es competencia.
Así por ejemplo, se parte
de que competencia es una capacidad adaptativa, cognitiva y conductual que se
despliega frente a las demandas del entorno. Por tanto, una competencia la
podemos ver como un producto (resultado), más no como un proceso.
Una competencia es entonces
un resultado de lo que se sabe, piensa y decide hacerse, es algo que se hace a
lo largo de la vida, y por tanto no es una actividad concreta muy específica.
Es lo que el sujeto despliega frente a contextos diversos que requieren poner
en juego un saber hacer determinado. (Frade, Laura. 2009).
Comúnmente se confunden las
actividades de aprendizaje con las competencias, por la sencilla razón de que
aún no se sabe cómo plantearlas con ese nivel de claridad que se requiere para
poder manejarlas y reconocerlas como tal. Más aun, el cómo diseñar una
situación didáctica en el aula aún está en la mente de muchos docentes y
diseñadores de contenidos de cómo llevarlas a cabo. Considero que aun algunos
nos encontramos en pañales ante el reto de tener que manejarlas, pero el estar
realizando el ejercicio, en cuanto análisis, es un buen comienzo.
Me queda claro que para el
manejo de las competencias se parte de un saber significativo, de las
experiencias previas que debe poseer el estudiante a formar, pero igual, uno de
sus principales riesgos que veo es acerca de que la base del conocimiento que
posea no sea el adecuado, que tenga datos erróneos, información mal
fundamentada; quizá aquí cobre mayor sentido el uso de estrategias para
diagnosticar los conocimientos que posea el estudiante.
Algo muy importante que
señala la autora, “las competencias, como metas curriculares son pragmáticas,
no porque desprecien el conocimiento, sino porque buscan hacer algo más con
él”. Las competencias por tanto, buscan que el individuo asuma una actitud ante
la vida, ante su entorno, ante los problemas que puedan presentársele en su
contexto y en su cotidianidad, en su día a día. Asumir una actitud implica
poseer el conocimiento de qué problema tiene ante sí (identificarlo) para
asumirlo, estudiarlo, analizarlo, y dar una respuesta acorde a las
circunstancias que se le demandan, pero igualmente con valor ético.
Laura Frade va más allá, al
considerar que con el enfoque curricular por competencias debemos igualmente
identificar lo que los estudiantes saben hacer con los conocimientos con los
que cuentan en los diferentes contextos en los que se mueven (nivel de
desarrollo de ciertas competencias). Más aun, el saber como docentes quiénes
son nuestros estudiantes a través no sólo de pruebas diagnósticas para tener
una idea de los conocimientos previos que poseen, o de pruebas psicométricas,
ya que no evalúan lo que los estudiantes saben hacer en diferentes condiciones,
involucrando además los procesos afectivos que igualmente pueden afectar (o no)
el proceso de aprendizaje. Por tanto, señala, la evaluación inicial por
competencias no sólo busca identificar qué tanto saben los estudiantes sino
también, cómo usan lo que saben y con qué actitudes y valores.
La consideración del
estudiante, en cuanto a individuo, va más allá de lo que debe ser un sujeto en
proceso de formación, es partir de una visión integral.
Algo muy importante que
puede clarificar la definición de una competencia es partir de la naturaleza de
la demanda que se enfrenta en el entorno.
Por tanto, ser competente,
en nuestra era (digital), implica no poseer un saber estático, sino en continuo
cambio, que permita cuestionar y por tanto investigar.
Pero, la competencia no es
solo que el individuo posea conocimiento y habilidades, y que sepa ponerlas en
acción ante circunstancias diferentes, sino que lo sepa hacer de manera
adecuada, idónea, de manera ética.
Conclusiones.
A lo largo de la historia
se ha visto que la tarea fundamental de la educación ha sido la de humanizar a
los individuos, sin embargo, la práctica educativa ha desvirtuado esta
finalidad, quizá por política o por alguna otra razón, encerrando los
conocimientos que genera la escuela en conocimientos de academia, con poca
utilidad práctica para la vida social, para la vida concreta.
Hoy en día, la preocupación
por llevar a cabo la tarea de educación, consiste precisamente en poder formar
individuos críticos, pensantes, investigadores, competentes para la vida actual
y futura.
Cerraría el análisis de las
lecturas de la Dra. Frade concluyendo que, la base del ser competente es la
adecuación del conocimiento, de las condiciones en las que se usa y cómo se
usa, es decir, de los valores éticos con los que el sujeto se desempeña.
Referencias.
Frade, Laura. 2009. ¿Qué no es una competencia? Consulta realizada el 22
de julio de 2014 de: http://www.calidadeducativa.com/articulos-de-interes/laura-frade/2009/que-no-es-una-competencia.html
Frade, Laura. 2009. La evaluación inicial: quiénes son nuestros
estudiantes y qué saben hacer. Consulta realizada el 22 de julio de 2014 de: http://www.calidadeducativa.com/articulos-de-interes/laura-frade/2009/la-evaluacion-inicial-quienes-son-nuestros-estudiantes-y-que-saben-hacer.html
Frade, Laura. 2009. La base del ser competente y la definición de
competencias. Consulta realizada el 22 de julio de 2014 de: http://www.calidadeducativa.com/articulos-de-interes/laura-frade/2009/la-base-del-ser-competente-y-la-definicion-de-las-competencias.html
martes, 15 de julio de 2014
Actividad
individual 1
Lectura del documento: "Aspectos
básicos de la formación basada en competencias", de Sergio Tobón.
Estrategia de enseñanza-aprendizaje
SQA (qué sé, qué quiero saber, qué aprendí).
Qué sé
|
Qué quiero saber
|
Qué aprendí
|
Qué es competencia.
En qué se fundamentan las
competencias.
Las competencias no son un modelo
pedagógico.
Existe multiplicidad de
definiciones del concepto de competencias.
|
Cómo se establece una competencia.
Qué directrices deben tomarse en
cuenta para su elaboración.
Cómo se integran curricularmente
los “contenidos” (declarativos, procedimentales y actitudinales) por
competencias.
Cuál es el nuevo papel de la
docencia, y del proceso de la enseñanza, bajo el enfoque de competencias.
|
Las
competencias constituyen la base fundamental para orientar el currículo, la
docencia, el aprendizaje y la evaluación desde un marco de calidad, ya que
brinda principios, indicadores y herramientas para hacerlo, más que cualquier
otro enfoque educativo.
Las
competencias son un enfoque, porque sólo se focalizan en unos aspectos
específicos de la docencia, del aprendizaje y de la evaluación.
El
enfoque de competencias puede llevarse a cabo desde cualquiera de los modelos
pedagógicos existentes, o también desde una integración de ellos.
El
enfoque de competencias compromete una docencia de calidad, buscando asegurar
el aprendizaje de los estudiantes.
Clarifiqué (re-aprendí) el origen de las competencias:
A
mediados de la década de los años noventa el concepto de competencias se
implementó en instituciones educativas de varios países, buscando formar
personas con ciertas competencias que les posibiliten un mayor impacto en la
inserción laboral (vínculo escuela-trabajo).
Antecedentes (enfoques y conceptos):
- La lingüística
de Chomsky y la psicología conductual de Skinner. (1970).
- Psicolingüística
y la psicología cultural. Hymes (1996), plantea el concepto de competencia
comunicativa como el empleo efectivo del lenguaje y de la lingüística en
situaciones específicas de comunicación, teniendo en cuenta las demandas del
entorno.
- Psicología
cultural. Vigotsky (1985). Torrado (1995, 1998).
- Psicología
cognitiva. Teoría de las inteligencias múltiples de Gardner (1987, 1997).
- Inteligencia
práctica de Sternberg (1997).
Factores que influyen la consolidación de las competencias en la
educación:
1.- Momento histórico:
Actualmente en la sociedad del conocimiento, lo más importante no es
tener conocimientos sino saberlos buscar, procesar, analizar y aplicar con
idoneidad.
2.- Economía:
Demanda de las empresas a las instituciones educativas para que formen
profesionales idóneos.
Articulación de la educación con lo social y lo económico.
Definición de competencias de Tobón: las competencias
son procesos complejos de desempeño con idoneidad en un determinado contexto
(significan e influyen una determinada situación), con responsabilidad.
Existe una metodología para la descripción de las competencias en el
currículo.
La estructura de la competencia se conforma por: la Competencia,
Unidad de competencia, elementos de la competencia, problema e incertidumbre,
saberes esenciales, indicadores de desempeño y evidencias.
Reafirmé que hay 2 clases de competencias: Genéricas (competencias
comunes a una rama profesional) y Específicas (propias de cada profesión y le
dan identidad a una ocupación).
En cada clase de competencia, hay a su vez dos subclases: Competencias (tienen un carácter global, son muy amplias y se
relacionan con toda un área de desempeño) y Unidades de Competencia (son
concretas y se refieren a actividades generales mediante las cuales se pone
en acción toda la competencia).
Entre los diversos cambios en la docencia que implica el enfoque en
competencias, de la enseñanza al aprendizaje quizá sea uno de los más
importantes, dado que ahora el docente en vez de centrarse en dar la clase y
preparar los recursos didácticos para ello, ahora el reto es establecer:
a) Con qué aprendizajes vienen los
estudiantes.
b) Cuáles son sus expectativas.
c) Qué han aprendido y qué no han
aprendido.
d) Cuáles son sus estilos de
aprendizaje.
e) Cómo pueden involucrarse de
forma activa en su propio aprendizaje.
Se debe orientar a la docencia (con base en lo anterior), con metas,
evaluación y estrategias didácticas. Planificando no sólo la enseñanza
presencial sino también el tiempo de trabajo autónomo de los estudiantes.
|
Cierre.
En cuanto a la aplicación práctica de
los aspectos vertidos en la lectura, me queda claro que de manera inmediata se
debe uno remitir a la comprensión de los aspectos estudiados, como un alto a la
práctica docente, un llamado a la reflexión.
Es detenernos y analizar, aquí y
ahora, la forma como llevamos a cabo nuestra labor cotidiana, ya sea planeando
nuestras clases de acuerdo a la(s) materia(s) a impartir, ya sea estando frente
a grupo, tarea inherente a la función docente, o bien, desde el diseño
instruccional de un curso.
Es replantear nuestro actuar con base
al enfoque de competencias.
Que si bien es cierto que, las
competencias no es un modelo educativo, es un enfoque en el cual podemos
basarnos para mejorar la calidad de nuestros educandos. Pues para mejorar el aprendizaje
en estos, primero debemos mejorar nuestra forma de enseñar, que así como es
válido estudiar y analizar el estilo de aprendizaje de nuestros educandos,
también es cierto que debemos analizar nuestro estilo de enseñanza. Lo anterior
en pro de mejorar nuestra práctica docente.
Referencias.
Tobón, Sergio. Aspectos
básicos de la formación basada en competencias. Talca: Proyecto Mesesup, 2006.
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