La competencia docente y los trayectos formativos.
El proceso enseñanza – aprendizaje está plagado de
mitos y realidades sobre los cuales subyace el quehacer docente, entre estos la
competencia que debe poseer quien se encuentra frente a grupo, y que en ocasiones
solo basta su formación profesional y una preparación “pedagógica” o
“didáctica” pobre y en ocasiones nula para desempeñarse como tal.
Cómo esperar entonces que transformen su realidad
(docente), y sobre todo, la de sus alumnos (educativa), ya que de fondo impactará
en estos últimos en la forma como enfrenten su problemática social (individuos
en desarrollo).
Quizá quienes hayan tenido como formación una
escuela normal, sepan más sobre su realidad magisterial, dentro y fuera del
aula (en la clase y en la escuela). Pero, salvo honrosas ocasiones, quienes
fungen como maestros sólo se preparen en la actividad docente de manera
intuitiva con base en lo que vivieron en su experiencia personal como educandos,
es como llegan a trasladar la forma de impartir una clase, utilizando lo
“correcto” que hubieran esperado de la forma como fueron “educados”
escolarmente.
Hasta hace no mucho tiempo, se creía que con que el
futuro profesor poseyera dominio sobre las materias sobre las cuales ejercería
la labor docente, era razón suficiente para conducir un grupo de estudio
escolarmente hablando, quizá no tanto a nivel primaria, porque el magisterio normalista
bien pudo defender su interés de ejercicio profesional sobre la educación básica
del momento (educación primaria exclusivamente, antes de que se hiciera
extensiva hasta la educación secundaria en el 2001).
Podemos imaginar entonces la competencia tan
limitada que poseían los “profesionales” que se dedicaban a la labor docente en
los niveles de educación, secundaria, preparatoria (media superior) y
universitaria (superior). Como si el dominio sobre los temas que conformaran la
materia de estudio fuera garantía de generación de aprendizajes en los alumnos.
Los resultados no son tan difíciles de encontrar,
rememoremos en nuestra educación escolar personal el ejemplo de malos maestros
que tuvimos en nuestros años mozos. Algunos de ellos, en cuanto a sus carencias
docentes, no por la falta de entusiasmo, pero si por la falta de una formación seria
en este rubro.
En lo personal, en mi formación universitaria como
pedagogo, tuve en su momento oportunidad de revisar diversos planes de estudio de
las demás facultades de mi campus, y de acuerdo a sus planes de estudio,
señalaban que el futuro profesional, en cuanto al perfil de egreso, entre otras
actividades, podría dedicarse a la investigación, asesoría y a la docencia
dentro de su campo de acción. Y la docencia ni siquiera considerada en los más
de los casos como una materia obligatoria, sino optativa. No hablo aquí de la congruencia
en la formación profesional que bien podría ser un tema de tesis, sino la
facultad que podrían tener los futuros profesionales viendo como una
posibilidad de ejercicio profesional la docencia, y que no se preparan
propiamente para ello.
En mi formación profesional, haciendo una reflexión
de mi propia preparación curricular, no existía en el plan de estudios de la
carrera universitaria, una materia exprofeso sobre docencia, esta más bien era
inherente, transversal, al perfil del pedagogo.
De aquí que, bajo un rasgo de humildad y preocupación
en la preparación profesional, como pedagogo, me inscribí a un curso de “Formación
docente”, en el departamento de Educación Continua. En mi grupo existían
estudiantes de todas las carreras y de todos los niveles. Prácticamente a todos
los asistentes les extrañó observar a un pedagogo en el grupo, pues pareciera
que su formación es la más cercana al ejercicio de la docencia. Puedo decir
que, si antes del curso que tuvo una duración de dos semestres, admiraba la
labor docente, al término del mismo respeto aun más esta profesión, a la cual
no cualquiera puede dedicarse, o por lo menos para considerarse competente,
pues conocimiento y habilidad, aquí menos que en otro ámbito, pueden estar desasociados,
lo mismo que la actitud profesional (ética) que debe prevalecer en esta labor
tan noble y poco reconocida socialmente.
En estos días en que la formación por competencias es
un enfoque educativo vigente y por demás viable, Patricia Frola nos da luz al
proponer un trayecto formativo para la competencia docente, en donde centra su atención
en cinco competencias genéricas, académica, organizativa, didáctica, comunicativa
e integradora; en este caso, no centrando ya en el interés del dominio de la
materia de estudio o del proceso enseñanza – aprendizaje exclusivamente, sino
vista la competencia docente desde un enfoque holístico, sistémico.
Por otra parte, en cuanto a las competencias específicas,
se centran en el aprendizaje, el trabajo de colaboración, de gestión, de implicación
de los padres de familia, el uso de tecnologías, la ética y la formación continua.
Sin duda, la propuesta formativa del perfil docente
no es acabado, por el contrario, se propone desde mi perspectiva de forma dialéctica,
reflexiva.
Quizá yendo más allá de la Propuesta de Patricia
Frola, sea involucrar a todos los entes que intervienen en la tarea educativa, y
no sólo a los maestros, alumnos y padres de familia, sino también a las
autoridades y agentes que están involucrados, tanto en materia de gestión como
de administración educativa.
A manera de conclusión puedo señalar sin duda, que
la educación es un tema en constante trasformación, producto de los constantes
cambios sociales, y a los cuales debe adaptarse. Cambio en el cual el maestro está
inmerso y partícipe principal en el escenario de la educación; pues a toda
propuesta educativa, quizá inicie con una política en este rubro, pero el artífice
para llevar a cabo el cambio dentro del aula es precisamente el maestro.
Referencias.
Patricia
Frola (2013). "Maestros competentes a través de la planeación y la evaluación
por competencias”. México, Trillas.
Programa
Nacional de Educación 2001 – 2006. Reforma Integral de Educación Secundaria
publicada por la Subsecretaría de Educación Básica y Normal en noviembre de
2002.
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